El feliz dueño del considerado peor coche de la historia: "Fiable y sin lujos"

Durante décadas hemos visto cómo las empresas automovilísticas han ido sacando una cantidad ingente de modelos al mercado. Algunos más lujosos, considerados premium, y otros que estaban más exentos de detalles, siendo destinados a personas que no pudieran permitirse los de alta gama, teniendo que optar por opciones más económicas pero que pudieran hacerles el apaño de llevarles a donde quisieran.

Como decimos, hay de todo, pero en lo más bajo de las listas de calidad de los coches se suele poner a un modelo en concreto. Este es el Yugo 45, que tiene una historia bastante curiosa. En Everyeye explican que fue producido entre 1981 y 2000 por Zastava, una empresa automovilística yugoslava que recogió el guante del Fiat 127 cuando el productor italiano apostó fuerte por otros utilitarios, y eso que ese en concreto fue el más vendido entre 1973 y 1978. Lo replicaron, pero muy humildemente.

Reduciendo gastos de fabricación, se podía adquirir en la década de los 80 por apenas 3.000 libras en Reino Unido, teniendo un considerable éxito de ventas por su bajo precio, pero la carencia de detalles y materiales de dudosa calidad le valieron la consideración de ser el peor coche jamás fabricado. Sin embargo, hay quien aún posee alguno a pesar de la cantidad de años que han pasado y lo tiene en buen estado, defendiéndolo de etiquetas.

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Un fiel compañero

Allan Smyes es un ciudadano británico de 50 años que aún conserva su Yugo 45 que compró en 1988, estando encantado con él a pesar de no obviar los problemas que tiene. "¿De verdad es el peor coche del mundo? Si me hubieran preguntado en los 80, probablemente habría estado de acuerdo, pero ahora que tengo uno y lo aprecio por lo que es, no diría que es el peor coche de la historia", le comentaba a Daily Mail, pues destaca que "eran medios de transporte básicos, sin lujos" y el problema que encuentra es que "quizás la gente esperaba demasiado de ellos".

El orgulloso propietario explica que "es todo de un solo color por dentro", algo "precioso, pero un poco horrible" a la misma vez. "Tiene un kit de carrocería de fábrica, pero está literalmente remachado a la base del parachoques. Da un golpeteo brutal a toda velocidad; así de mal estaban hechos", confiesa, pero en su caso lo ha tenido guardado siempre en un lugar cerrado y ha conseguido aguantar: "Si lo hubieran dejado a la intemperie o usado en carreteras con sal, dudo que todavía estuviera aquí. Se han podrido todos". Y eso no es todo, sino que tampoco es muy rápido.

"Puede alcanzar los 70 km/h, pero solo tiene una caja de cambios de cuatro velocidades", por lo que pedirle más cree que "sería una proeza". De todas formas, aun conociendo sus limitaciones, está encantado porque también tiene sus ventajas destacando que "solo requiere un mantenimiento básico; si algo falla, lo puedo arreglar yo mismo", además de afirmar que el suyo ha sido "realmente fiable". "He recorrido unos 1.200 km en los últimos cinco años", cuenta Smyes, que no duda en calificarlo como "uno de esos coches de los que te enamoras al instante", porque a pesar de todo, el componente nostálgico también influye.

Tanto es así que, según Everyeye, el empresario alemán Dr. Aleksandar Bjelić ha adquirido los derechos del Yugo y en las últimas semanas ha presentado el primer coche de la gama renovada, aunque ha sido bautizado como Siaji. Alan comenta al respecto que "sería fantástico que se recuperara el nombre" y esta resurrección le parece "una idea brillante", poniendo de ejemplo otros casos similares, como la recuperación renovada del Renault 5.