Los trucazos de jardinero para evitar que se sequen las puntas de tus plantas
Hay que tener en cuenta algunos factores

Hoja de una planta / crownaart

El mantenimiento de las plantas va mucho más allá del riego o la poda, porque hay que tener en cuenta muchos condicionantes como el lugar donde estén, los ejemplares que tengan al lado, el clima, la temperatura, la luz... son muchas más cosas de las que podríamos esperar. También depende del tipo que tengamos plantado, pero hay algunos puntos en común que les suele pasar a todas ellas. Por ejemplo, el secado de las puntas.
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Es algo común, pero preocupa a los jardineros, ya que dependiendo de si se trata de las puntas o las hojas, así como de la forma en la que les ha pasado, puede indicar alguna forma de enfermedad que hayan contraído o que tenga plagas que las están afectando. Como indican en la web Sushi House, este fenómeno puede deberse a diversos factores relacionados con el cuidado de la planta o el entorno, pero las causas más comunes suelen ser las siguientes:
- Demasiada luz solar. Muchas plantas no la toleran de manera directa, provocando que las puntas de las hojas se amarilleen y se sequen.
- Sequía o heladas. La sequía prolongada también puede provocar la desecación de las puntas, mientras que las heladas congelan el agua de las células de la planta, dañando su estructura y secando las hojas.
- Aire seco. Sobre todo en interiores, especialmente en invierno por la calefacción, provoca ese efecto en las puntas, incluso si se riega regularmente.
- Raíces densas. Las raíces pueden apiñarse cuando están en una maceta pequeña, lo que impide la absorción de nutrientes y agua.
- Estrés por corrientes de aire o cambios de temperatura. Estos dos fenómenos pueden dañar las hojas, especialmente sus puntas.
- Riego excesivo o insuficiente. Hay que tener en cuenta que el riego varía según la estación y la especie de planta, porque si no podrían pudrirse las raíces o secarse.
Un truco para evitarlo
Tratar el problema a tiempo puede prevenir daños más graves como la desecación de toda la hoja o el debilitamiento de la planta. Si no luce hermosa, no estará completamente sana y, por ende, tampoco purificará el aire de donde esté puesta. En el medio antes mencionado, aunque afirman que cada planta tiene sus propias necesidades y hay que conocer de las que tenemos para aplicar los cuidados que les corresponda, dan una serie de pautas generales para evitar que se sequen las puntas:
- Colocar la planta correctamente en relación a la luz. Hay que verificar los requisitos de luz de las especies de plantas y alejarlas del alféizar de una ventana caliente si las hojas comienzan a amarillearse o secarse.
- Proteger contra las heladas y la sequedad. En plantas de exterior, se cubren con mantas antiheladas en las noches frías o se trasladan dentro. En plantas de interior, hay que asegurarse un riego regular durante los períodos secos, pero evitar el agua estancada.
- Añadir humedad al aire. Es conveniente usar un humidificador o colocar un recipiente con agua cerca de la planta. Se pueden rociar las hojas con agua tibia por la mañana, especialmente en el caso de plantas tropicales.
- Comprobar el tamaño de la maceta y trasplantar. Si las raíces llenan la maceta, hay que cambiarla a un recipiente más grande en primavera o verano. Debemos utilizar un suelo con buen drenaje, como una mezcla con perlita o arena.
- Evitar corrientes de aire y cambios de temperatura. Colocar la planta lejos de ventanas abiertas, aires acondicionados o radiadores que provoquen cambios bruscos de temperatura. Si vivimos en una zona ventosa, hay que buscar un lugar protegido para plantas de exterior.
- Ajustar el riego correctamente. Hay que regar cuando la superficie del suelo se sienta seca, pudiendo comprobarlo con un medidor de humedad o directamente con el dedo. En invierno hay que reducir el riego porque las plantas crecen más lentamente, y en verano hay que aumentarlo. Tenemos que asegurarnos de que la maceta tenga orificios de drenaje para permitir que el exceso de agua se vaya.