Compartir el armario: la moda del alquiler que quiere cambiar el consumo textil
Cada vez más personas optan por alquilar ropa en lugar de comprarla, apostando por un modelo de moda circular. Ecodicta, pionera en España, ofrece un modelo sostenible que desafía el paradigma del armario abarrotado

'Fashion sharing': renovando el armario con ropa de alquiler
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Solo utilizamos un 20% de la ropa que tenemos en nuestros armarios. El otro 80% termina olvidada en el fondo de nuestro mueble o, peor aún, en vertederos. Así lo señala un estudio de la Fundación Ellen MacArthur, que también advierte del impacto ambiental de estos desechos textiles: toneladas de prendas se tiran cada año tras pocos usos. Frente a este problema, surge una alternativa en auge: el fashion sharing. Una fórmula basada en el alquiler de ropa que promueve una moda más sostenible, reutilizable y adaptada a las necesidades reales del consumidor.
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En pleno centro de Madrid, en un semisótano de la calle de la Lechuga, junto a la Plaza Mayor, se encuentra Ecodicta, una de las primeras empresas en España que se dedican al fashion sharing. Fundada en 2018 por Raúl González y su esposa Mercedes García, Ecodicta se inspira en modelos ya consolidados en Estados Unidos, como Rent the Runway. Pero adaptados al estilo de vida y consumo español basado en el uso diario de la ropa.
El funcionamiento es sencillo, nos explica el creador de la empresa, Raúl González: “Mediante una suscripción mensual de 50 euros, las clientas reciben cinco prendas que ellas mismos seleccionan. Pueden ser segunda mano, donadas por otras clientas o nuevas, adquiridas de marcas que colaboran con nosotros. Tras un mes, se devuelven, se limpian profesionalmente con una empresa externa y se vuelven a poner en circulación si su estado lo permite”.
Cuando una prenda ya no sirve para alquiler, Ecodicta hace talleres de upcycling donde modifican las prendas para darles más uso. Si ya no puede seguir circulando se envía a Menos Trash, una empresa donde la reciclan para hacer perchas a partir de los tejidos para marcas de moda.
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El alquiler como estilo de vida
Más que una tendencia pasajera, alquilar ropa se está convirtiendo en un hábito para muchas mujeres. El perfil habitual de clienta en esta empresa es una mujer de entre 30 y 50 años, profesional, que necesita variedad en su vestuario por trabajo o, simplemente, porque le gusta la moda sin renunciar a la sostenibilidad. Así lo confirma Verónica Sanz, de 35 años, que trabaja en una energética y lleva desde 2019 sin comprar ropa nueva. Salvo excepciones puntuales dentro de Ecodicta.
“Depende de qué tenga ese mes, como la suscripción es mensual, pues decido un poco lo que me hace falta. Si es Navidad, por ejemplo, y voy a tener muchas cenas por la noche, selecciono prendas que me van a hacer falta. Si veo que voy a tener eventos de trabajo pues pido cinco americanas y cinco camisas para poder sobrevivir esos días que voy a estar viajando”, cuenta Verónica.
Incluso algunas políticas han optado por vestir con ropa alquilada de Ecodicta durante sus campañas, según cuenta Raúl al equipo de Código de Barras.
Una nueva relación con la moda
Julis Weems, directora del área de moda en el Instituto Europeo di Design (IED) en Barcelona, señala que el fashion sharing no es nada nuevo, pero ha ganado mucha fuerza desde 2020.
“Es un cambio social, no solo por cómo consumimos la ropa por un tema de sostenibilidad y de conciencia del consumidor. Pero también es un tema de cómo estamos viviendo. La gente ha empezado a cambiar el concepto de lo que era tener una casa o tener ciertos objetos y ha empezado a vivir más en remoto. Creo que eso ha tenido un impacto en el fashion sharing”, afirma Weems.
Sin embargo, advierte que este modelo de consumo no va a sustituir por completo la forma de consumo que hay en España. Algunas piezas, como aquellas con valor sentimental, seguirán teniendo un lugar permanente en el armario. Pero el alquiler puede ser clave para eventos, ropa cara o cuando el espacio es reducido. Habrá personas que tengan una parte de su armario con ropa alquilada, pero no el 100%.
Aun así, no todo es perfecto. El envío de prendas implica una huella ecológica, especialmente si hay devoluciones por problemas de tallaje o porque a la clienta no le guste la prenda. Tampoco se reduce necesariamente la producción textil, aunque sí se desincentiva la compra compulsiva.
Un futuro compartido
Alquilar ropa ya no es solo cosa de bodas y celebraciones. Aunque en el día a día el consumidor medio sigue optando por lo práctico y lo conocido, según Julia Weems, el fashion sharing representa una puerta abierta hacia un modelo más flexible, sostenible y económico. La moda deja de ser solo un espejo del estilo personal y pasa a convertirse en una posible herramienta de transformación social y ambiental.
Porque, como dicen en Ecodicta: la moda está para disfrutarla, no para acumularla.