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Costa-Gavras: "Los políticos no se atreven a legislar sobre la muerte mientras hay mucha gente sufriendo"

El director estrena a los 92 años ‘El último suspiro’, una película vitalista y emotiva sobre la muerte digna y los cuidados paliativos que abre el debate político

El director, guionista y productor Costa Gavras posa este miércoles durante la presentación de "Le dernier souffle", que compite en la Sección Oficial de la 72 edición del Festival de Cine de San Sebastián. EFE/ Javier Etxezarreta / Javier Etxezarreta (EFE)

El director, guionista y productor Costa Gavras posa este miércoles durante la presentación de "Le dernier souffle", que compite en la Sección Oficial de la 72 edición del Festival de Cine de San Sebastián. EFE/ Javier Etxezarreta

Madrid

Pocos directores han abordado el cine político y social convertido en puro espectáculo. Entretener al público, trasmitir emociones y hacer que su opinión política se enternezca, que algo se mueva dentro de ellos para que algo cambie, aunque sea un voto. Por eso, nos sigue moviendo y emocionando ver la búsqueda desesperada de un desaparecido en la dictadura chilena en Missing, o la violencia del golpe de estado en Grecia en Z, o la virulencia de la crisis económica de 2008 en El capital. Ahora se aleja del thriller, pero no de la política en una película emocional, vital y sentimental. El último suspiro, presentada en el pasado Festival de San Sebastián.

“Siempre es un poco peligroso entrar en este campo. Porque es cierto que la muerte es un asunto personal, en mi opinión, hay que prepararse y vivirlo con dignidad, y que llegue lo más tarde posible”, decía sobre este último proyecto, cuando ha cumplido 92 años y cuando acaba de recibir de la Academia del Cine francés el César de Honor a toda una carrera, la de un director de origen griego que ha encontrado en Francia su patria cinematográfica. “Estoy llegando a una edad en la que el horizonte de la muerte empieza a acercarse mucho. Va a suceder. Así que tienes que estar preparado y mantener la dignidad. A veces, pienso que tendré que elegir cuando sienta que ya nada será igual que antes y que será cada vez peor”, reconoce el director que adapta un ensayo, firmado por un filósofo y un médico francés, Régis Debray y Claude Grange, donde explican y abordan cómo funcionan los cuidados paliativos y la muerte digna en Francia.

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El cine político y social de Costa-Gavras. 'El último suspiro'

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“Me interesó mucho ese libro, porque había casos reales y eso me permitía hacer una fotografía de la vida. Nunca me olvido que una película es, ante todo, un espectáculo, que vamos al cine para tener emociones y luego, con estas emociones, hacemos cosas. Eso es lo que he querido hacer, que las emociones lleguen al público y que de ahí se hable de este tema”, reconoce el director que se acercó a los casos clínicos reales, a las vivencias de cada persona. “Me encuentro mejor desde que he hecho esta película. Me dije: Ya está, tienes que estar absolutamente preparado y tienes que hacerlo de manera digna”, Costa-Gavras se ha limitado a tomar la conversación que abre el libro y a poner ante la cámara de una manera respetuosa y luminosa ante los instantes previos a la muerte de muchos enfermos.

En la película, hay una frase en un momento dado en la que un personaje le dice el médico que en el siglo pasado, Freud nos hizo hablar del amor de otra manera y que ahora, en este preciso momento, tenemos que hablar del otro problema de nuestra sociedad: la muerte. “Un tema que siempre dejábamos fuera, no queríamos tocarlo más, porque es lo sucio, porque daba miedo, Ahora tenemos que hablar de ello. Tenemos que estar preparado para ello”, apunta el director que es consciente que tras la pandemia, la reflexión por la muerte se ha puesto en un primer plano. “Vivimos dos años encerrados en casa y viendo en la televisión cómo morían muchas personas. Las cifras no paraban de subir. Impresionaba mucho, pero ahora, con el tiempo, impresiona todavía más. Por eso, sí creo que ahora tenemos un enfoque de la muerte diferente, una especie de aceptación”. Quizá esto también tenga que ver con que el cine, esta temporada ha ahondado en el duelo y en la muerte digna. Ahí está La habitación de al lado, de Pedro Almodóvar, Los destellos, de Pilar Palomero, o Polvo serán, de Carlos Marqués-Marcet.

A través de las distintas historias de los pacientes, nos hacemos una idea de la complejidad sanitaria, vital, administrativa y moral que rodea a la muerte. Por ejemplo, el dolor cuando el paciente no tiene toda la información de su estado, algo que sucede o bien, por miedo del médico a enfrentarse al paciente o por temor de los familiares a conocer lo que ocurre. También habla sobre el dolor, el miedo, la rabia y la soledad, o la falta de medios en la sanidad pública. “La sociedad actual tiene miles, millones de personas que no pueden valerse por sí mismas, que necesitan a otros. A veces oigo que eso es muy caro para el estado,, pero hay que tener cuidado con ese tipo de discursos. Yo, de lo que intento hablar con la película, es de que cada uno de nosotros debe prepararse para este momento de partida. Digo partida porque es un viaje, aunque no se sabe bien a dónde vamos”, explica Costa Gavras.

Las distintas creencias y formas de entender y de vivir la vida y la muerte aparecen también en la película, con el personaje de Charlotte Rampling, pero sobre todo con el de Ángela Molina, una matriarca gitana que vive su muerte rodeada de toda la familia, sin que eso suponga un problema para el hospital. "Ángela ha sido alguien con la que siempre había querido trabajar, desde que la descubrí en el cine de Buñuel”, comenta sobre la actriz madrileña. También menciona a Godard, para hablar de la eutanasia. “Debemos tener, en nuestros países democráticos, un lugar donde la gente pueda pedir ayuda para terminar su vida Eso también es importante. Lo hizo Godard, el día en que sintió que ya era suficiente. Ese derecho también debe existir y no lo tenemos, al contrario, lo que tenemos son a millones de personas que siguen viviendo de una manera muy imperturbable”, insiste el director que achaca esta falta de avance en derechos a la política.

“Los políticos no se atreven a tocar nada que tenga que ver con este asunto, temen oponerse a las religiones, ir contra los hábitos establecidos. Es una situación complicada y muy mala. Además, durante los últimos dos años en Francia, se creó una comisión para ello, pero los políticos no se atrevieron a seguir sus instrucciones. Desgraciadamente, no tienen agallas para hacer lo correcto. Ese es el problema de nuestra sociedad y nuestra democracia”, deja claro un director que siempre ha tenido fuerza y valor para denunciar aquellos desajustes e injusticias de la sociedad capitalista. Por eso, tiene claro que una película es espectáculo, pero también que todo discurso es político. “Todas las películas son políticas. Desde el momento en que esas películas están dirigidas a miles o millones de espectadores. Eso ya es un acto político, humano y político, en el sentido de la tradición griega de la palabra. Cuando hablamos de sentimientos, hay sentimientos negativos o positivos, la gente siente algo, hace algo, eso es política. Votamos también en base a estos sentimientos. Todas nuestras acciones son necesariamente políticas”.

Pepa Blanes

Pepa Blanes

Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...

 

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