El pacto de las monjas endemoniadas de Loudun
En el famoso proceso de las monjas ursulinas de Loudun, del año 1634, se incluyó un documento atribuido al sacerdote Urbain Grandier considerado un pacto con Satán. ¿Qué hay de verdad en todo esto?

Las endemoniadas de Loudun
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Constaba de dos partes: la primera era el juramento de fidelidad al diablo que Grandier rubricó son su firma y, la segunda, la aceptación del voto de lealtad del sacerdote por parte de un grupo de demonios, redactada al revés y con abreviaturas latinas. Aparecen las firmas del estado mayor del infierno: la de Satanás, Belcebú, Lucifer, Elimi, Leviatán y Astarot a cambio de “el amor de las mujeres, la flor de las doncellas, las dignidades, los placeres y las riquezas”.
Urbain Grandier, en cuanto llegó a Loudun, se granjeó notoriedad por su atractivo físico, su actitud arrogante y su rechazo al celibato. Se le atribuyeron varios amoríos, lo que generó escándalos. Dos de sus enemigos más poderosos fueron el canónigo Mignon y el cardenal Richelieu, quien tenía interés en controlar Loudun. Grandier había hecho un escrito en contra del cardenal, lo que le convirtió en un objetivo político.
En 1632, las monjas del convento de Loudun comenzaron a mostrar visiones, convulsiones y comportamientos extraños, afirmando estar poseídas por diversos demonios. Cada vez más trastornadas, las religiosas eran presa de temblores y rechazaban comulgar. La madre superiora, Juana de los Ángeles, aseguró que Grandier era el responsable de sus tormentos. A pesar de negar todas las acusaciones, al final fue sometido a un juicio por brujería en 1633. Se le acusó de hechizar a las monjas y hacer un pacto con el diablo. Se presentaron documentos falsos y testimonios manipulados. El 18 de agosto de 1634, Urbain Grandier fue sentenciado y quemado vivo en la plaza de Loudun. Antes de morir, siguió proclamando su inocencia.
Su historia ha inspirado varias obras literarias y películas, como "Los demonios de Loudun" de Aldous Huxley y su adaptación cinematográfica "The Devils" (1971) de Ken Russell. Y también la ópera estrenada en 1969 de Penderecki titulada “The devils of Loudun”.
A pesar de la ejecución de Grandier, las monjas continuaron mostrando signos de posesión, lo que generó dudas sobre la veracidad de las acusaciones. Se realizaron más exorcismos públicos, con escenas de histeria colectiva en las que las religiosas hablaban en lenguas extrañas. Con el paso del tiempo, los episodios de posesión fueron disminuyendo, pero el convento se convirtió en lugar de peregrinación.
Hoy en día, la mayoría de los historiadores creen que las posesiones fueron una combinación de manipulación política y represión sexual dentro del convento. El caso de Loudun o el de las brujas de Salem, siguen siendo dos ejemplos emblemáticos de los peligros de la superstición y de los juicios populares por brujería.