La mujer que murió en la indigencia y que ahora es una de las fotógrafas más conocidas a nivel mundial
Vivian Maier no enseñó nada de su trabajo en vida y se hizo viral gracias a un blog de internet y una exposición tras su muerte

Madrid
John Maloof es un aficionado a la historia que en 2007 estaba escribiendo un libro sobre Chicago y buscaba fotos antiguas de la ciudad para ambientarse e ilustrarlo. Un amigo le contó que iban a subastar un almacén de alguien que no pagaba en el que había montañas de negativos, y pagó 380 dólares por todo el contenido.
Entre la montaña de fotos y negativos que había, Maloof se quedó impresionado con algunas que le parecían muy buenas. El dueño de la subasta le contó que la antigua inquilina del almacén se llamaba Vivian Maier, y nada más. No supo su identidad hasta 2 años después, en 2009, cuando la buscó otra vez en Google y se encontró con un obituario de una mujer que había muerto unos días antes.
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Vivian Maier: la fotógrafa que vivió a la sombra
Al principio no investigó sobre ella, hasta que entre las pertenencias que había comprado encontró un sobre con una dirección y un número de teléfono, al que llamó para preguntar por Vivian Maier. Quien le respondió le dijo que Maier había sido su niñera y que tenía un montón de pertenencias suyas que iba a tirar, por si quería echar un vistazo y llevarse lo que quisiera. Allí encontró más fotos.
Maloof empezó a seguir el rastro y contactar con otras familias para las que había trabajado. Y ninguna de ellas sabía de su afición a la fotografía ni que era buena. En total, fue acumulando toda su obra hasta recuperar más de 150.000 negativos y 3.000 fotos, además de grabaciones de audio y vídeo que también hacía.
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Conocida gracias a internet y viral por una exposición
John Maloof decidió dar a conocer la obra de Maier e hizo un blog que apenas tuvo visitas. Hasta que un día colgó varias fotos en Flickr preguntando si a la gente le parecían buenas fotos o si él se había obsesionado con algo de poco valor. Y muchos aficionados a la fotografía respondieron asegurando que eran buenísimas.
Maloof acudió a un centro cultural de Chicago y les convenció para hacer una exposición… que se hizo viral. La historia es tan increíble que tan increíble que salió en los medios, empezaron a ver las fotos expertos y galeristas, se organizaron exposiciones, publicaron libros, documentales… Y hoy es una de las fotógrafas más populares del mundo. Desgraciadamente, murió unos días antes de que este hombre descubriera su identidad.
¿Quién fue Vivian Maier?
Vivian Maier nació en Nueva York en 1926. Pasó su infancia en Francia con sus padres. Era de una familia obrera. Cuando tenía 25 años volvió a Nueva York a buscarse la vida. Y se dedicó a cuidar niños como interna en casas de familias adineradas. Pero tiene una cosa muy especial. Siempre lleva una cámara colgada al cuello y está todo el día haciendo fotos de lo que hace, los niños que cuida, la gente que se encuentra. Sin parar. Pero casi nunca revela esas fotos (porque eso es muy caro y no le sobra el dinero) ni se las enseña prácticamente a nadie. Ella solamente las hace.
Cuatro años después, con 29, se muda a Chicago. Aquí pasa muchos años cuidando a los hijos de la misma familia de clase alta. Es casi una más, salvando las distancias, de la casa. Y tiene un lujo: como su habitación tiene baño propio, lo utiliza como cuarto oscuro para revelar ella misma algunas de las fotos, aunque no muchas.
Pero todo lo bueno se acaba y los niños crecen, ya no necesitan niñera y ella se tiene que mudar a cuidar a otras familias. Pierde el baño privado y deja completamente de revelar sus fotos, que sigue tomando compulsivamente. Los negativos se le van amontonando.
Una vida fotografiada
Vivian Maier fue por varias casas hasta quedarse sin trabajo rodeada de polémicas por los problemas mentales que empezó a sufrir. Llegó a estar largas temporadas sin un hogar, hasta que la familia con la que más tiempo vivió le pagó un pequeño apartamento. Sus miles de negativos y fotografías quedaron almacenados, a mediados de la década de 1990, en un almacén que fue el que se subastó cuando ya no pudo pagar el alquiler.
Su obra se destaca por capturar toda su vida, aunque lo que más llama la atención son las personas anónimas fotografiadas en momentos cotidianos. Usa puntos de fuga muy marcados y muchos reflejos con espejos, cristales o agua. También es muy buena capturando momentos fugaces de movimiento, como una que varias personas en la playa.
También llama la atención la cantidad de autorretratos que se hacía, siempre reflejada en cristales o espejos. Sin embargo, jamás hizo nada por enseñar su arte. Siempre fue una mujer muy excéntrica y reservada a la que le encantaba la fotografía, y no se sabe si nunca tuvo dinero para revelar su obra o simplemente se consideró una aficionada y nunca supo la calidad de su trabajo.
Una obra que vale millones
Al morir sin familia ni herederos, hay un debate por quién es el legítimo propietario de su obra. Hay muchísimo dinero en juego porque sus fotos se venden como churros. Una copia de alguno de esos 150.000 negativos se vende entre 5.000 y 6.500 dólares. El documental que el hombre que compró las fotos hizo sobre su vida ganó 2.200.000 dólares en taquilla y le valió la nominación a los Oscars.
Es él, John Maloof, el dueño de sus derechos y quien se lleva todos los beneficios del trabajo de Maier. Pero un abogado con buen olfato para el dinero empezó a rebuscar en la vida de esta mujer a ver si encontraba algún familiar que pudiera reclamar esos derechos y lo encontró: un primo francés. Este hombre no sabía quién era Vivian Maier, ni la conocía de nada, ni sabía que eran primos. Pero unos expertos en genealogía dijeron que es su familiar vivo más cercano. Así que le tocó la lotería.
Denunció al dueño de las fotos y fueron a juicio. Durante dos años, el que compró las fotos (Maloof) tuvo prohibido imprimir, exhibir o mostrar ninguna. Al final llegaron a un acuerdo confidencial. Acordaron compartir los beneficios de la venta de cada foto y de sus reproducciones. No sabemos el porcentaje que se lleva cada uno.
¿A la altura de los grandes maestros?
Muchos expertos aseguran que la obra de Maier está a la altura de la de los grandes maestros de la fotografía. Aunque otros muchos critican que también tiene una cantidad de fotos que no son tan buenas. El problema es que su obra no sigue un discurso coherente y, sobre todo, que poseemos casi todos sus negativos y, por lo tanto, no pudo seleccionar qué mostrar y qué no.
Los grandes fotógrafos no publican todas las fotos que hacen. De cada 100 igual seleccionan 1 o 2. Muestran esas y el resto las desechan y no las llegamos a ver. En esa selección está su relato, su estilo propio. Maier no hace esa selección, así que no podemos saber cuáles habría elegido y lo que quería contar con esa selección.
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Podemos elegir nosotros por ella, es lo que están haciendo los que montan exposiciones o libros. Pero eso es tergiversar su voz porque es nuestra selección, no la suya. Esto es una muy buena lección de arte. Lo que conocemos de los artistas es una mínima parte de lo que hacen, lo que nos quieren enseñar. Esa selección es el discurso, tan importante como la calidad de las fotos.
También es fundamental el revelado, porque el artista elige cómo darle forma a la fotografía, tanto en la composición de color, de calidad como en el recorte. Además, quien está difundiendo principalmente su obra es el hombre que compró las fotos en aquella subasta. Y ese hombre no es un profesional, sino un aficionado.
¿Por qué es tan popular?
La historia es tan buena que todo el mundo desea que estemos ante una de las mejores fotógrafas. El gran público la conoce y empatiza con alguien que ha tenido una vida tan dura. Es el sueño que todos necesitamos creer para consolarnos. Quien más quien menos considera que, como ella, es un talento por descubrir y no comprendido por la sociedad. Queremos creer que tenemos algo especial que aún no hemos visto ni nosotros mismos. Así que necesitamos que sea buena.
Y luego están los profesionales del mundo del arte: también ellos necesitan que sea una super fotógrafa para que semejante historia sea perfecta y así ganar dinero. Los galeristas montan exposiciones sobre ella en las que la elogian para que vaya más gente, hacen libros poniéndola por las nubes para vender más, los periodistas se lo creen y lo reproducen… Y así se crea una bola enorme sobre la gran artista incomprendida y anónima. La historia perfecta que nos da esperanza. Pero ¿es de verdad tan buena? Aquí hay debate. Algunos expertos en fotografía dicen que es muy buena, pero no una de las grandes.
Maier murió en el 2009 cuando se encontraba prácticamente en la indigencia. Un año antes había resbalado con una placa de hielo en la calle y sufrido un fuerte golpe, lo que le provocó un fuerte deterioro de su salud e ingresar en una residencia. Nunca llegó a tener familia y apenas tuvo amigos. Solo el cariño de muchos de los niños a los que cuidó.
Por cierto, que aún no se han estudiado todos los negativos. Queda un pequeño porcentaje. Las que hoy conocemos y que se han visto en libros y exposiciones son solo unas pocas. Pero la gran mayoría aún están inéditas, pendiente de ser estudiadas por los expertos, catalogadas e interpretadas. Quién sabe, igual hay aún sorpresas o lecturas que desconocemos…


Pablo Ortiz de Zárate
Educador de arte, colaborador de 'Hoy por Hoy' con la sección 'El Artesano'. Está especializado en el...