Desmontando mitos sobre la sexualidad: del deseo al tamaño del pene
En la sección ¡Cómo lo haces! de Hoy por Hoy A Coruña, con la sexóloga Sonia Martínez, desmontamos tres de los mitos más comunes

¡Cómo lo haces!: Mitos sobre la sexualidad
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A Coruña
La sexualidad sigue rodeada de tabúes, creencias erróneas y falsas verdades que se repiten generación tras generación. En la sección ¡Cómo lo haces! de Hoy por Hoy A Coruña, con la sexóloga Sonia Martínez, desmontamos tres de los mitos más comunes.
¿Desean más los hombres que las mujeres?
Uno de los mitos más extendidos en torno a la sexualidad es que los hombres tienen más deseo sexual que las mujeres. Se suele justificar esta creencia apelando a la biología, a la testosterona y a diferencias hormonales. Pero como explica Sonia Martínez, el deseo no es solo una cuestión biológica: es una experiencia compleja que está profundamente condicionada por factores culturales y sociales.
Las mujeres han sido educadas, en muchos casos, no para ejercer su deseo, sino para ser deseadas. Y eso cambia por completo la forma en la que se experimenta el placer. Además, cuestiones como la maternidad, el estrés o la sobrecarga mental influyen notablemente en el deseo sexual. “No es que las mujeres deseen menos —apunta Martínez—, sino que muchas veces no pueden más”.
Así que no, no hay ninguna evidencia científica que diga que las mujeres desean menos que los hombres. Lo que sí hay son contextos, cargas y desigualdades que impactan directamente en el deseo.
¿El tamaño del pene influye en el placer?
Otro mito recurrente, especialmente entre los más jóvenes, es que el tamaño del pene es determinante para el placer. La ansiedad que esto genera en muchos chicos es enorme, en parte por la influencia de la pornografía y el modelo de sexualidad que promueve.
Pero la realidad es otra. “El tamaño del pene no determina ni el placer, ni la masculinidad, ni el valor de una persona”, afirma la sexóloga. La clave del disfrute sexual está en el respeto, la comunicación, el conocimiento propio y mutuo, y en quitarle al pene ese protagonismo que se le ha otorgado de forma exagerada.
Además, se tiende a pensar en el coito heterosexual como el centro de la experiencia sexual, ignorando otras formas de placer y el papel fundamental de otras zonas del cuerpo, como el clítoris. “El órgano sexual más potente que tenemos es el cerebro”, recuerda Encinas. Reducir el placer al tamaño es simplificarlo hasta el absurdo.
¿Hablar de sexualidad con los niños hace que empiecen antes?
Muchas familias y educadores todavía creen que hablar de sexualidad con menores puede provocar que tengan relaciones sexuales a una edad más temprana. Este mito es especialmente dañino, porque impide ofrecer una educación sexual integral, afectiva y respetuosa.
Hablar de sexualidad no es hablar solo de sexo. Es hablar de emociones, afectos, cuerpos, respeto, consentimiento, identidad e igualdad. Es dar herramientas para vivir la sexualidad con libertad y cuidado. “No educar en sexualidad es dejar a niños y niñas desprotegidos y vulnerables”, afirma Sonia.
La sexualidad no empieza en la adolescencia: empieza desde que nacemos. Por eso, la educación sexual es un derecho fundamental que debe comenzar desde la infancia, adaptada a cada etapa del desarrollo.
Tres mitos que tachamos de nuestra lista y una certeza: hablar con responsabilidad sobre sexualidad es clave para una vida más sana, más libre y más feliz.